jueves, 27 de diciembre de 2012

Quién insulta a la Constitución

"Los médicos no operan porque no quieren, así de claro". Con estas palabras ha resumido el actual presidente no electo de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, el artículo 28.2 de la Constitución Española. A saber: Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La Ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.

Las armas usadas por los miembros del PP para acallar todos los gritos que se vierten desde la sociedad se simplifican en pelotas de goma en unos casos y la coacción laboral en otros. Los primeros se usan para cuando la protesta viene en forma de manifestación, y la segunda cuando lo que les molesta es la huelga. La última moda impuesta desde arriba pretende enfrentar a la sociedad entre sí. Se sabe que las huelgas, a los que afectan de primera mano, es a los ciudadanos normales y corrientes. Afecta cuando pasa un vagón de metro cada hora, afecta cuando los críos no pueden ir a clase porque los profes no están, y afecta cuando vas a consulta y aquello parece el Sáhara.

Eso se sabe, y eso se explota. También se sabe que el ser humano es egoísta por naturaleza (o el sistema capitalista lo ha educado así), por lo que no hace falta ser una lumbrera para dar con el método idóneo. Y como esta gente no es precisamente una lumbrera, pues han dado con ello. Echar 'mierda' sobre los huelguistas se ha convertido en unos meses para acá en deporte nacional. Crear en el ambiente la sensación de que aquél que se pone en lucha por su puesto de trabajo es el malo de la película. De eso se trata. ¡Qué gente más insolidaria! ¡Si van a perder su puesto de trabajo, que se aguanten, que yo aún soy uno de esos 1 de cada 4 españoles que puede presumir de levantarse todos los días de la cama con la satisfacción de estar haciendo algo provechoso con su vida.

Así que mientras todos los sectores de este país se agarran a lo único que les queda para conservar sus derechos laborales antes de recurrir al -a este paso- inevitable uso de la violencia, desde las castas más reaccionarias se juega con fuego y ya no sólo se hace caso omiso de las protestas, sino que se atreven a reírse en nuestra cara. Nos tienen cogidos por los huevos, claro, al mínimo que alguien alce la voz, porrazo en la nuca, y para casa calentito.

Mientras tanto, ya no cabe preguntarse qué sector en este país está en lucha, sino que sale más rentable preguntarse cuál no lo está. Sanidad, educación, transporte público, minería, agricultura, justicia, banca en poquito tiempo (despidos masivos en sucursales de Bankia y Banesto), aeropuertos, autónomos... y sobre todo dos generaciones que andan en pie de guerra porque no les queda otra: jubilados y jóvenes.

Eso, señor González, es lo que motiva una huelga, que no queda otra, que se está hasta el cuello de mierda, y no joder a la población por joder, como se pretende engañar. Así que por favor, ya que tenemos una Constitución cogida con pinzas, no trate de deslegitimar lo poco fumable que queda de ella.

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